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capítulo 14 (comentario)

texto: capítulo 14

Sólo puede engendrar y dar vida aquello que está firmemente asido al Origen.
El Origen no está sostenido por nada, porque de lo contrario ya no sería Dueño sino esclavo. Y el esclavo no puede generar otros seres: sólo el Amo gobierna sobre la existencia y la generación de todos los seres.
Así mismo, el hombre asido al Origen no se sostiene en otra cosa sino en el Origen mismo, y por eso es Dueño, porque todo le obedece al observar que Él no está sometido. El Origen nunca somete, el sometimiento procede del lodazal.


Acercarse a la divinidad es acercarse al Origen y despegarse del goce en el lodazal.
En el lodazal se revuelcan los hombres, y cuando son llamados al combate, no pueden escuchar, ni tienen fuerzas para salir de allí. El lodazal es pegajoso, todos se mueven de un sitio para otro, pero nadie puede salir del lodazal.
Acercarse a la divinidad es acercarse al Origen y renunciar al alimento que produce hambre. Cuando el alimento no sacia, se ingiere compulsivamente y produce obesidad, enfermedad y muerte. Acercarse a la divinidad es renunciar al agua que produce sed.

El acercamiento al Origen es consecuencia de una actitud integral del ser, que es a su vez consecuencia de una toma de conciencia.
Los razonamientos ciegan, porque nunca muestran la realidad misma sino una imagen de ella. Una imagen que siempre es estática y que siempre está deformada. Por eso el sabio no razona sobre las cosas, sino que toma conciencia de ellas.
Las cosas hablan y el sabio no toma nota de lo que dicen, no atrapa ideas en su mente sino que diluye la sabiduría en todo su ser. Y así se transforma.

texto: capítulo 14

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