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capítulo 36 (comentario)

texto: capítulo 36

Del sabio brotan palabras verdaderas y eternas sin que él mismo se explique cómo es esto posible. Habla con fluidez y perfección de lo que no sabe, y hace lo correcto sin haber conocido antes la situación. Las palabras del sabio pueden viajar en el espacio y en el tiempo alcanzando a muchos, porque no toma como punto de partida el conocimiento de la mente, sino que deja que el Origen se exprese a través de él.

Las palabras expresadas desde los conocimientos integrados en la mente no tienen más alcance que la propia limitación del que las expresa. La función de la mente es crear límites y filtrar datos para poder alcanzar la coherencia, por eso ningún conocimiento mental puede salirse fuera de sus fronteras. Las palabras expresadas desde la mente pretenden llegar lejos, pero se tropiezan con la realidad, la que había sido filtrada.

Sabio es aquél que permite expresarse a su propio ser, firmemente asido al Origen, y que no permite que su expresión ocupe su mente. Sabio es el que no se apropia de su propio saber, no busca la coherencia, no crea ideologías ni construye sistemas, no pretende encerrar la realidad en un círculo estable de conceptos, sino que permite que su ser se renueve sin mirar atrás, sin intentar enlazar lo que dice hoy con lo que dijo ayer.

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