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capítulo 54 (comentario)

texto: capítulo 54

Ésta es la descripción del verdadero Rey: El que lo ofrece todo, se ofrece a sí mismo, y no espera ningún beneficio ni del mundo ni de los hombres. El silencio interior que permite la unión con el Origen sin que su ser se sobresalte. Poseer la Fuerza del Cielo sin utilizarla, sino permitiendo que actúe desde el propio Origen. Alcanzar la Luz sin esconder ninguna vergüenza interior. Manejar los asuntos pequeños y grandes por igual, sin hacer uso de la inteligencia racional. Abrir y cerrar las puertas del Cielo renunciando a todo protagonismo. Ser capaz de conocer todo lo que está oculto sin intentar cambiarlo ni utilizar este conocimiento en provecho propio.

Para poder estar apoyado en el Cielo, es necesario renunciar al apoyo del mundo, pero no es posible renunciar al apoyo del mundo no se está apoyado en el Cielo. Nada se puede alcanzar con el propio esfuerzo, es necesario tomar conciencia de la verdadera Virtud y desearla. Sólo desearla. El anhelo por alcanzar la Virtud atrae la Virtud, y en el Camino el ser humano siente la necesidad renunciar a lo material y acoger lo espiritual como un acto natural. Sólo entonces el hombre llega a conocer el Origen y no se estremece, sino que se deja poseer por Él, y el Origen se obsequia a sí mismo como el varón se obsequia a la mujer cuando ésta se deja poseer por él.

texto: capítulo 54

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