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Mis palabras son fáciles de comprender,
son muy fáciles de llevar a la práctica,
sin embargo nadie las comprende,
nadie las pone en práctica.
Mis palabras no son mías
sino que proceden del Origen,
ni tampoco yo actúo según mis criterios
sino que obedezco a mi Señor.
Los eruditos no me comprenden
pero los sencillos se extasían.
Los eruditos sólo ven mis harapos,
los sencillos ven la joya de mi corazón.
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