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Vivo está el hombre cuando se adapta y se transforma.
Muerto, cuando se vuelve duro, rígido e inflexible.
Las plantas vivas son tiernas y suaves al tacto.
Cuando mueren se tornan rígidas y quebradizas.
La vida se reconoce por la adaptabilidad,
la muerte, por la intransigencia y la solidez.
Un ejército grande y poderoso es rígido,
por eso su destino final es el ser vencido.
Al igual que a un árbol seco sólo le espera el hacha.
La gente se admira de lo que es grande y fuerte,
que es justamente lo que ocupa el lugar inferior.
La gente sin embargo desprecia las cosas débiles:
las que tienen todos los privilegios del cosmos.
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