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Al concebir el hombre la belleza,
la fealdad aparece en el mundo.
La maldad, al concebir la bondad.
La presencia del ser y su ausencia
aparecen simultáneamente:
Lo fácil y lo difícil se completan,
lo largo y lo corto se necesitan,
lo alto no puede existir sin lo bajo,
significado y palabra van juntos,
no hay después si no hay antes.
Por eso el sabio no impone nada,
y así evita la aparición de su contrario.
Enseña sin palabras pretenciosas,
no excluye a ningún ser humano,
actúa sin esperar ningún resultado,
no necesita ser valorado por la gente.
Precisamente porque nada pretende
todo lo consigue sin esfuerzo.
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