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capítulo 56

comentario: capítulo 56

Son los colores, que adornan las cosas,
los que impiden al ojo ver la realidad.
Son los sonidos musicales, que seducen,
los que impiden escuchar el sonido real.
Los sabores, porque son placenteros,
impiden degustar el verdadero sabor.
La prisa, que obliga a seleccionar,
impide aprehender la realidad global.
Los objetos valiosos para las gentes
crean necesidades inexistentes.

Por eso el sabio no se fía de su ojo,
ni de su oído, ni de su sentido del gusto;
nunca se apresura, no codicia nada:
No se fía de las impresiones exteriores
sino del propio conocimiento interior.

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