KYRIE ELEISON

     

   

el castillo y el viento

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Las murallas del castillo se levantan y se extienden.
El tirano piensa que conquistando terreno en el exterior el peligro disminuye. Sólo mira hacia fuera, porque dentro todo está dominado por el miedo.
Quiere extender su miedo por toda la tierra.
Pero en los sótanos y mazmorras del castillo está el verdadero peligro. Allí, junto a los cimientos, la injusticia ha apagado el miedo.
Y, cuando no hay miedo, no existe soberanía terrenal que pueda mantenerse indefinidamente.

Mientras no exista otro lugar más seguro, ¿quién va a querer escapar?
Pero un día alguien habló de un reino fuera de las murallas del castillo, un reino donde no existía el miedo. El pueblo murmuraba y hacía planes para salir del castillo a la búsqueda de ese reino. Y el tirano comenzó a temblar.
Sin súbditos no puede haber tiranía. Sin tiranía no hay tirano.
Un tirano que no ejerce es basura, y su castillo, escombros.
Entonces el tirano subió a la torre más alta del castillo, y gritando con todas sus fuerzas dijo:
“¡Yo también quiero encontrar ese reino! Mandaré mi ejército a buscarlo, e iremos todos juntos a ese reino donde no existe el miedo.”

Y al cabo de un tiempo el tirano volvió a hablar al pueblo diciendo:
“Hemos encontrado ese reino, hemos hablado con el rey y hemos aprendido todas sus leyes. Dentro del castillo reinará ese rey, porque en todo cumpliremos sus mandatos.
“¿Vamos a ir fuera a buscar lo mismo que hay dentro? Nuestras murallas nos protegen y haremos de este castillo la capital de ese reino donde no existe el miedo.”
Todos los súbditos volvieron a sus casas confiados y se apresuraron a cumplir los nuevos mandatos para, así, nunca más volver a tener miedo.

Un día alguien se levantó para pedir explicaciones por los encarcelados en los sótanos y mazmorras del castillo. El tirano le dijo:
“¿Qué sabes tú de las leyes del rey al que yo mismo visité? Si no obedeces sus mandatos saldrás del castillo, que es la capital del reino donde no existe el miedo, y morirás destrozado por el enemigo.”
Otro se levantó y pidió explicaciones por todos los que vivían fuera de las murallas del castillo. El tirano se enfureció:
“Nadie que viva fuera de un reino, sus leyes y sus jefes, puede pretender ser ciudadano por derecho, pues son palabras del propio rey: ‘el que no está con nosotros, está contra nosotros’. Tal y como él me lo dijo, así os lo digo yo.”

‘Someterse a la tiranía para no caer presos de la tiranía.’
‘Permanecer en el castillo para poder estar fuera de él.’
‘Miedo para no tener miedo.’
Demasiadas contradicciones.
Muchos súbditos dejaron de creer en un reino donde no existiera el miedo.
Sólo en los sótanos y mazmorras del castillo los hombres saben que el tirano es un mentiroso, y que ese reino existe y que verdaderamente está fuera de las murallas del castillo.
Junto a los cimientos del castillo están los que no creen en el tirano, ¿cuánto tiempo tardará en caer el castillo con su gigante dentro?


Y si en ese reino no hay miedo ¿qué hay?, ¿prepotencia o autodestrucción?
No, en ese Reino sólo hay Amor.
El viento deshace los cimientos del castillo, y, como el viento, escapan los presos de las mazmorras, pues no hay enrejado tan tupido que pueda impedir el paso del viento.