KYRIE ELEISON

     

ESPÍRITU

   

 

      E

libro 2 - capítulo 08


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  Diríase que me muestro en contra del deseo humano por descifrar las leyes del mundo que le rodea, mas no es así. La belleza de la creación divina está en lo simple y también en lo complejo, así que nada que el hombre pueda descubrir en el universo es ajeno u opuesto a Dios. Todo conocimiento que entra en el hombre para su satisfacción es bueno, porque dice el Señor: “No es lo que entra lo que hace impuro al hombre; mas lo que sale, eso es lo que al hombre le hace impuro.”
Aborrezco la verdad que elude lo simple y busca en lo complejo, pero tampoco son sencillas de entender las cosas que en mi libro explico: El que la Verdad sea simple no significa que sea simple llegar hasta ella, ni que el hombre que se le haya acercado pueda explicarla con facilidad.
Pero una vez que se ha llegado a la Verdad, ya no es un conocimiento añadido, sino que nos transforma y pasa a ser parte de nosotros mismos. Las pequeñas verdades de los hombres sólo son aplicables a determinadas cosas y en determinadas circunstancias. Pero de la gran Verdad nada se escapa.
Es cierto que un médico experto puede curar con su ciencia muchas enfermedades, pero no menos cierto es que un hombre verdaderamente unido a Dios puede hacerlo simplemente con su deseo. Y aun más, ¿es necesariamente la enfermedad un alejamiento de Dios? La muerte siempre se reirá victoriosa de nuestras insignificantes muestras de poder sobre ella.

Y si soy capaz de censurar con autoridad determinadas actitudes humanas es porque todas ellas han anidado en mi corazón.