KYRIE ELEISON

     

ESPÍRITU

   

 

      E

libro 3 - capítulo 22


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  El Padre ha escuchado mis oraciones y enviado al Espíritu Santo que entrando en mí me ha transformado. Mi tristeza, con Él, es serenidad, ante mi soledad acude de inmediato. Mi cruz es ahora llevadera, tanto, que a veces me asusto de lo fácil que todo me resulta. A mi alrededor todas las cosas las dispone para que yo encuentre consuelo también en ellas.
Yo sólo le pedí una cosa y Él me ha dado cien. Sólo quería un poco de luz, y Él me ha encandilado iluminándome. Se ha olvidado de todos mis pecados, de los que yo no me puedo olvidar. Llena de sentido todos mis despropósitos convirtiéndolos en purificación para mí. Sólo me resta llorar de alegría y salir a las calles para proclamar su nombre.
¿Dónde podría yo encontrar un corazón tan generoso? Ya nada en mi vida puede tener sentido si no es junto a Él. Y a donde me lleve, allí iré. Porque su Amor despierta en mí a su vez un amor que me invade purificando todo mi ser, apartando todo temor, toda angustia, toda desconfianza. La muerte ya cambia su negro luto por vivos colores de alegría y culminación.
He vivido cosas bellísimas a lo largo de mi vida, pero sólo son sombra de felicidad si las comparo con la compañía de Dios que ahora disfruto, porque aquéllas las vivía en la conciencia de su limitación, pero esto lo vivo en la conciencia de la plenitud.