KYRIE ELEISON

     

ESPÍRITU

   

 

      E

libro 3 - capítulo 23


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  La oración llega a los oídos de Dios en la esperanza inquebrantable. El Reino de Dios en la tierra se forma en la perseverancia de la fe, así el Orden celestial se impone al orden cósmico.
En la esperanza del pueblo judío, Jesucristo se encarnó. Dios llama a Abraham y lo mantiene en la fe y forma un pueblo unido que abre en su amor a Dios un camino entre el Cielo y la tierra. Por ese camino baja el impulso de Dios al mundo, y por ese camino el mundo logra la salvación.
En la inmensidad del cosmos, ¿habrá abierto Dios otros caminos de salvación? Cabe imaginar innumerables civilizaciones y formas de vida en nuestro planeta y fuera de él, pero el Hijo es Uno porque Él es la Verdad. Si Él ya se había encarnado o si se volviera a encarnar en la respuesta del amor del cosmos a Dios, sería para señalar el mismo camino. Dice: “Yo soy el Camino la Verdad y la Vida”.
El cristiano no es el dueño de la Verdad. Cualquier hombre que eleve su amor al Uno, descubrirá en su corazón la doctrina cristiana, porque Dios le enviará su Espíritu para que se la revele. Y amará al prójimo sin condiciones, y cumplirá la ley de Dios porque está impresa en su espíritu por el simple hecho de existir. Y al situarse en el Camino, pertenecerá a la Iglesia de Cristo aunque jamás haya oído hablar de Él o no haya sido capaz de identificarlo con el Impulso de Dios. Y atará y desatará allí donde las palabras y las actitudes deban ser remodeladas para no perder la dirección recta hacia la Verdad.
Toda cultura que cultive la espiritualidad desatando vínculos con los ordenes cósmicos, no puede encontrarse con otra cosa que con Dios, y entonces tiene mucho que decir de Él. Y si no está contra Él, está con Él, y con todos los hombres que amen la Verdad. La salvación viene por los judíos, pero no fue solamente la fe de los judíos la que atrajo el Impulso de Dios hacia el mundo.
Reconoceremos al hombre de Dios en aquél cuyo amor siempre se defina en positivo. No es verdadero Amor refugiarse en el espíritu sólo para huir del sufrimiento 10 . No es verdadero amor respetar la vida por Temor a la justicia cósmica, ni intentar alcanzar la sabiduría en la Verdad para ponerse por encima de los demás hombres, ni para crear castas superiores 11 . Porque alcanzar la verdadera sabiduría es lo mismo que llegar a la absoluta humildad. Aquél que sumido en la espiritualidad no haya conseguido ver con absoluta nitidez de qué manera el cosmos se impulsa en la trascendencia a lo celestial, es que quiere sabiduría para sí mismo, para su propia protección, y no se ha entregado a la Verdad porque no se ha deshecho del Temor a la nada.