KYRIE ELEISON

      K

fuera de la ley

01

   

sobre el fanatismo bíblico

      K

anterior - índice - siguiente

             
 

Los judíos estaban muy apegados a las escrituras. Las leían una y otra vez, las estudiaban, se las aprendían de memoria. Por eso Jesús les dijo: “Vosotros, que tanto apego tenéis a las escrituras, que estáis todo el día alrededor de ellas, ¿cómo es que todavía no os habéis dado cuenta de que en ellas se habla de mí?”
Sin embargo Jesús nunca mostró apego por la palabra escrita. La tradición bíblica fue un punto de referencia muy importante, pero Él no vino a abundar en esa verdad estática, impresa en un libro, sino que vino traer la Verdad viva.
Por eso Él no dejó nada escrito, y nunca dijo “Yo digo la verdad”, sino “Yo soy la Verdad”.
La Verdad no está en un papel lleno de palabras e ideas, sino que está el interior del hombre, porque en el hombre está la vida, y toda vida nace el Amor, y Dios es Amor.

Mientras gran parte del mundo cristiano mantenga a Dios encerrado en esa cárcel de palabras e ideas que es la Biblia, será imposible hablar de madurez en el cristianismo.
Es muy difícil y muy comprometido el empeño sincero de encontrar la Verdad eterna, principio de todo lo que existe. Es mucho más cómodo negar su existencia, y para eso se inventó el ateísmo; o bien considerarse incapaz de encontrarla, y para eso se inventó el agnosticismo; o encerrarla en un libro que nos resuelva todo aquello cuyo hallazgo supondría un esfuerzo demasiado grande por nuestra parte, y para eso se consolidó la Biblia y se inventó la religión. Se habla de “verdad revelada” como si Dios fuese una especie de fantasma que de repente aparece, da alguna información, y luego desaparece sin dejar ni rastro. No es ésta una visión madura de la divinidad, sino que más bien parece una de tantas reminiscencias del paganismo.

Lo cierto es que esa “verdad” aprendida, que permanece en la mente, no sirve para nada. Lo que un ser humano sea capaz de descubrir en sí mismo, eso tiene sentido pleno, eso es lo que le transforma y le convierte.
Verdaderamente, ateísmo, agnosticismo y religión, son tres expresiones bastante equivalentes de una misma realidad: El empeño por eludir la responsabilidad del encuentro personal con la Verdad (llámesele Dios, llámesele como se le llame) a partir de la propia experiencia, del propio esfuerzo.