KYRIE ELEISON

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fuera de la ley

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la captura del peregrino

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Fuera de las enseñanzas institucionalizadas, alejada de todo acuerdo con los poderes políticos, quizá la doctrina de la iglesia católica podría llegar depurarse y hacerse mucho más resonante, mucho más enriquecedora para el hombre y la mujer actuales.
El que lucha desde la absoluta desprotección no tiene más remedio que asirse fuertemente a la verdad; y para ello no cesa de buscarla. Pero el que se sostiene agarrado a sus prerrogativas y disfruta de un derecho institucionalizado para influir en la mentalidad del pueblo, ése, más que afanarse en la búsqueda y la renovación, se ocupa sobre todo de asegurar su situación de privilegio.
No se trata de que la doctrina de la iglesia católica sea errónea en sus fundamentos: Aquí llegamos al punto que tanto cuesta comprender al hombre hundido en los criterios mundanos:
La Verdad divina no es un hecho intelectual, no es un conjunto de sentencias ni de consignas, no es un sistema ideológico. La Verdad es un ‘todo vital’, que puede existir en el propio ser humano, pero que no puede existir en el mundo de los libros, ni las ideas ni las consignas.
No importa que la iglesia católica defienda posturas correctas: seguirá sembrando falsedad en tanto que no abandone voluntariamente situaciones de privilegio dentro de la sociedad. Porque lo que no es del mundo no puede estar abrazado al mundo y alimentándose de él.
Si la iglesia católica llegara a verse de verdad desprotegida y abandonada por todos los poderes que manejan la “seguridad” social, tal vez entonces esta iglesia comenzaría a replantearse muchos extremos doctrinales que hoy en día sigue defendiendo con demasiada alegría, retando incluso posturas de otras iglesias cristianas que no hablan por hablar, sino que merecen ser escuchadas con mucha más atención.