KYRIE ELEISON

     

ESPÍRITU (2)

   

HOKDS

      E

libro 5 - capítulo 05


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  Una nueva era se abre ante nosotros. Nada nuevo nace exento de dolor: En el Reino las cosas no se suman, sino que se renuevan por completo, y por eso la alegría de lo grande que viene ha de corresponderse con el dolor de la muerte de aquello a lo que sustituye.

La Iglesia de Cristo es Una, siempre ha sido Una. Pero su manifestación en el mundo es varia, porque en el mundo las cosas tienden a individualizarse, a protegerse unas de otras, a descansar en la quietud, en lugar de descansar en el movimiento acompasado en resonancia con el Reino.
Pero Cristo se hace presente allí donde dos o más están reunidos en su nombre. Él ha cuidado todas las manifestaciones de su Iglesia en el mundo: El Espíritu Santo ha asistido a las celebraciones protestantes tanto como a las católicas u ortodoxas, y ha mostrado su Verdad, que está por encima de doctrinas y dogmas, y que el hombre sólo es capaz de comprenderla en el corazón.

Pero doctrinas y dogmas son tan necesarios como el cascarón para el insecto.
Cuando la semilla germina necesita agua: ni mucha porque se pudre, ni poca porque se seca. Necesita sol: ni mucho porque se quema, ni poco porque se enfría y se muere.
Cuando la semilla llega a ser un árbol fuerte, ni el agua lo pudrirá ni el sol lo quemará.

Ha llegado la era de la unidad cristiana. La Iglesia de Cristo que es Una en el Reino, será también Una aquí en la tierra. Y que la alegría no nos confunda, porque esto no se producirá sin dolor; dolor que vendrá por dos vías: Del morir unos por otros dentro de la Iglesia, y del morir por el mundo: Porque si ahora somos perseguidos, cuando la Iglesia de Cristo sea Una en la tierra, entonces las persecuciones no serán diferentes a las que sufrieron los primeros cristianos.
Cuando esto ocurra, algunos hombres empezarán a vislumbrar la parusía final.

05 - a

Para que las diferentes iglesias puedan encontrar la unidad es necesaria la renuncia: Esta es la renovación en la que el Espíritu Santo volverá a hacer reverdecer la fe en los corazones de los cristianos.
Se acabaron las “ideologías cristianas”, han llegado a su fin los discursos humanísticos en los púlpitos. No más partidos políticos con el sobrenombre de “cristianos”. Cristo es el Camino, y no es un camino donde quepan ideologías, humanismos o partidos políticos: Cristo es muerte y resurrección en el Reino de los Cielos, no en el mundo.
El que no sea capaz de morir por todos los demás, que no se llame a sí mismo cristiano, porque cuando las iglesias se hayan convertido en una sola: la Iglesia de Cristo, entonces no tendrán cabida los tibios de corazón, que no sirven a Dios sino que se sirven de Él. Ni los ideólogos ni los intelectuales, que pretenden rebajar la sabiduría divina al nivel de lo humano pensando que le hacen un favor a Dios. Ni los legalistas y moralistas, que han hecho más daño a la iglesia que los propios enemigos de ella.