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contra el mundo mentiroso

Salmo 012

¡Sálvanos, Padre, que parece como si ya casi no quedaran hombres honestos, como si el mal hubiese conseguido erradicar la verdad y la sinceridad de la faz de la tierra!
Falsedad sólo dicen, cada cual a su prójimo, labios de engaño, lenguaje de corazones dobles.
Que tu Luz, Padre, delate toda mentira, que ponga en evidencia la lengua que profiere bravatas, los que dicen: «La lengua es nuestro fuerte, nuestro poder de convicción nos hace poderosos ante el pueblo, con nuestra elocuencia los atrapamos en nuestras redes, nuestros labios por nosotros, ¿quien va a ser amo nuestro?»

Por la opresión de los humildes, por el gemido de los pobres, ahora me alzo yo, dice mi Padre: auxilio traigo a quien por él suspira.
Las palabras de nuestro Padre son palabras sinceras, plata pura, de ras de tierra, siete veces purgada. Cristal limpio y transparente, que deja ver la pura verdad de todas las cosas.
Tú, Padre, los guardarás, los librarás de esta ralea para siempre; no permitirás que los de corazón limpio se dejen zarandear por toda esa raza de hipócritas parlanchines, ladrones de guante blanco, que hasta rigen las naciones de la tierra.
Padre, cuando llegue la hora de que tu Luz resplandezca, de todas partes desaparecerá la mentira y la extorsión, el colmo de vileza entre todo el género humano.

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