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testigo de la Verdad, como una roca

Salmo 056

Tenme piedad, Dios mío, porque me pisan, todo el día por mí arrastran. Como si me asecharan, innumerables son los que, atrapados por el mundo, arrastran a los demás a beber sólo del placer, a comer sólo de la inconsciencia.
Desde la altura, desde lugares influyentes propagan su insensatez por puro miedo a sentirse solos.
Cuando el hombre sabe en su interior que no actúa rectamente, siempre busca aliados, adeptos que le apuntalen en lo que su conciencia rechaza.
Ni mis palabras ni mi testimonio les agradan, porque despabila la conciencia que tanto les ha costado adormecer.
Mi sola presencia les molesta. Se ríen nerviosamente de todas mis palabras. Ridiculizan mi testimonio esperando siempre el aplauso de sus aliados.
¡Dame tu Luz, Padre! En ti confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un hombre? Con tu Luz mis ojos siempre ven más allá, mi mirada los traspasa, no pueden seducirme.
Tu misericordia para todos, para ellos y para mí; pero cuida mi testimonio Padre, que los que somos lámpara de tu Luz nunca seamos atrapados.

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