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el ámbito del terror

Salmo 088

Padre mío, mi ser entero es pura oración. Cuando mis labios dejan de hablarte, mi mente sigue pronunciando tu Nombre, implorando tu presencia.
Mi paso por la vida es fugaz, el tiempo pasa más y más rápido. Desde que nací, la muerte siempre ha estado cerca, pero ahora más que nunca. Cuando el tiempo se agote, ¿qué reproches habré de hacerme a mí mismo?, ¿qué podía haber hecho para la construcción de tu Reino que, sin embargo, no hice por estar demasiado ocupado en los asuntos del mundo?
Cuando el tiempo se agote, todas las satisfacciones vividas dejarán de tener significación, y lo único que cobrará el máximo valor serán aquellas satisfacciones que no viví, para que otros pudiesen vivirlas.

Si no soy capaz de dar lo que tengo y más, prefiero no poseer. Las cosas poseídas se vuelven pegajosas, ¿las poseo o soy poseído por ellas? Los bienes materiales me rodean y me encierran. Las cárceles son llevaderas hasta que dejan de serlo, luego se vuelven casa de tinieblas: Como hundido en lo profundo de la fosa, entre abismos; yo solo, en medio de un mar violento de olas inmensas.
Sólo hablo de lo que conozco y de lo que he visto con mis propios ojos.
Entonces me deshago en súplicas y en promesas: “¡Sácame de aquí, Señor, para poder dar gloria a tu Nombre! No me prohíbas alabarte, no me impidas hacer el bien, cúrame y cantaré la dulzura de tu Amor, dame vida y la consumiré toda ella en mi prójimo.”

Antes de nacer, desde que comencé a existir en este mundo, conocí el terror y el espanto. Ahora te he encontrado. “Para siempre te doy mi Paz” me dijiste. Lo que de ti aprendí, y tal y como me lo sigues mostrando, así lo explico. No puedo matizar mis palabras ni acomodarlas a otros intereses, ¿cómo habría de pretender mantenerme en tu presencia si yo no hablara con honestidad?
¡Dichosos aquellos que han bajado al ámbito del Temor, del terror y del espanto, y que se han agarrado al Rey y han salido, porque el que de la muerte del espíritu sale de la mano del Rey, ya nunca más vuelve a entrar en ella!
No soy de este mundo. Allí, en mi Patria, también esperan mi regreso. Y yo no puedo ansiar volver allí donde no he estado nunca.

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