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el Amor fraternal

Salmo 133

La dulzura del Amor de mi Padre no me comprime, sino que destila fuera de mí,
y encuentra la plenitud de su razón de ser en el Amor entre todos los hermanos.
Las barreras que nos separan, como de arena mojada bajo el sol, se deshacen;
y nuestros corazones se funden en ternura, y se esparcen como un río de oro.
Como el Agua de la Vida, el Viento del Espíritu, bajan la ladera de la montaña:
así baja el Amor del Padre, fundiéndolo todo en la Paz que se renueva sin cesar.

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