anterior

índice

siguiente

himno triunfal

Salmo 149

Aleluya!

¡Cantad al Amor un canto nuevo!
Los hombres veneramos lo antiguo y menospreciamos las cosas nuevas, los libros antiguos los idolatramos, pero con los libros nuevos somos muy críticos. Sin embargo Dios es siempre nuevo, no mira al pasado, sino al futuro; es fiel a sus viejas promesas, pero las renueva cada día y cada instante, y, siendo las mismas, son siempre nuevas. No son meros recuerdos, son impulsos espontáneos de una misericordia que no se desgasta y que siempre está ansiosa por expresarse una y otra vez, y siempre con más y más fuerza.

¡Cantad al Amor un canto nuevo!
Bien están los antiguos profetas, pero existen nuevos profetas tanto o más luminosos que los antiguos. Canonizamos las palabras de los primeros apóstoles, pero a lo largo de los siglos han existido apóstoles tanto o más importante que aquellos primeros: Pedro inició el pontificado, pero la labor de Juan XXIII es inconmensurablemente más plena, más cercana al verdadero conocimiento de Dios que la de Pedro.

¡Cantad al Amor un canto nuevo!, que si en nuestra voz dejamos expresarse al Espíritu, no necesitaremos rebuscar en viejos libros, porque lo mismo que los que nos precedieron, nosotros podemos decir cosas tanto o más sublimes que ellos: La Luz que los siglos de la historia han encendido es mucho más nítida que la de entonces, cuando sólo podían abrirse camino entre la fe y las sombras de la incertidumbre de un futuro sin pasado.

¡Cantad al Amor un canto nuevo! Nosotros somos los protagonistas del ahora, somos los únicos apóstoles y profetas vivos, que disfrutamos de todas las bendiciones. ¡Que lo antiguo no nos acobarde! ¡Que la tradición no nos mutile! ¡Que los antiguos libros no nos cieguen!
Somos los únicos apóstoles y profetas vivos, con nosotros está el Espíritu y la revelación plena. Aprendamos del pasado, pero no para anquilosar nuestras ideas, sino para alimentarnos y expresar cosas aun más sublimes. ¡No tengamos miedo!

anterior

índice

siguiente