ESPÍRITU


	Yo no puedo concebir la creación como algo ajeno a mí. El Espíritu me habla de cosas que están por encima de mí, y lo hace por medio de símbolos. Pero si yo intento transformar el símbolo en concepto, destruyo mi propio conocimiento. Los símbolos son inteligibles en el ámbito inferior, allí donde son abarcables por mi mente. Luego, la paradoja que encierran, los expande y los eleva situándolos allí donde yo sea abarcado por ellos. Si intento resolver la paradoja en lo inferior, construyo una pequeña verdad, y me alejo de la gran Verdad. Ningún conocimiento es absolutamente objetivo: La presencia del que conoce es parte activa que condiciona la existencia del conocimiento. El sabio no puede ofrecer verdadera sabiduría si no es ofreciéndose a sí mismo, porque él es parte imprescindible de su propio saber.