anterior

índice

siguiente

el tiempo de Dios

Salmo 075

Te damos gracias, Padre, te damos gracias invocando tu Nombre, hablamos sin descanso de tu Amor.
Tú no dejas caer enseguida lo que se ha elevado en la soberbia, sino que esperas a que roce alguna nube, para que su caída sea estrepitosa, y así el mal que llevaba dentro ya no pueda hacer más daño. Tú no elevas inmediatamente lo que se ha hundido en el pozo, sino que esperas hasta que toque fondo, para que el mal que le ha hecho caer ya no pueda hacer más daño.
Porque sólo en la desesperación el ser humano toma conciencia de su fragilidad. Igual que el potro salvaje, que no se somete hasta que no se ha agotado por completo en su lucha, así también los seres humanos comienzan a comprender los símbolos y las palabras cuando la muerte se les ha hecho presente. No la muerte del cuerpo, que sólo es huida, sino la muerte del espíritu: Ni el hombre más valiente podría jamás soportarla.
Los humildes esperan con confianza. La humildad se prolonga sin límites porque está dentro de la propia naturaleza, pero la soberbia es como un aguijón clavado en la carne, como un parásito que chupa la sangre: O mata o muere.

anterior

índice

siguiente