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capítulo 58 (comentario)

texto: capítulo 58

La oposición ‘existencia-inexistencia’, ‘Ser-Nada’, es el principio infantil de la cultura occidental, germen de la concepción errónea del universo y de su origen. Concebida desde este principio, la idea del “dios-existencia” es el punto de partida del paganismo y todas las religiones, y, finalmente, del ateísmo.
Ese dios que, por su pura existencia, puede ser concebido con la mente, expresado y definido, puede igualmente ser negado por la mente, porque no existe concepción, expresión o definición que sea más importante en su afirmación que en su negación.
El miedo a la inexistencia, por la oscuridad que encierra, es lo que hace que la idea de un dios todopoderoso se identifique exclusivamente con el ‘ser’, como si en la pura existencia estuviera la única verdad que puede dar sentido a todas las cosas.
Sin embargo, existencia e inexistencia son dos cosas inseparables, y sólo cuando se conciben juntas es posible llegar más allá en el verdadero entendimiento espiritual de todo el cosmos y de su auténtico sentido trascendente.
La inexistencia no queda fuera de Dios, ni Dios queda fuera de la inexistencia, por eso, más que obstinarse en afirmarlo, habría que detenerse en redescubrirlo, porque el dios de las religiones deja fuera la mitad de la realidad, una mitad sin la cual la otra mitad carece por completo de sentido.
La inexistencia es origen y meta de la existencia, que a su vez es origen y meta de la inexistencia. Nada queda fuera de la realidad completa y verdadera.

texto: capítulo 58

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