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Todo lo que existe tiene un mismo Origen,
de la misma Matriz han nacido todos los seres.
Observar el Origen, es observar la Creación entera;
y el que observa la Creación busca el Origen.
Adherido al Origen, el espíritu es invulnerable,
aun cuando la materia fuera destruida.
El que se adhiere al Origen ve la Unidad,
y no se engaña por la diversidad de todos los seres.
Ése no necesita luchar y crece sin consumirse.
El que se separa del Origen y reniega de Él,
ése vive abrumado por el azar y el capricho.
Lucha contra todo, se desgasta y muere.
La Luz del origen sólo asoma en lo pequeño.
La mayor fuerza es conservar la propia debilidad
y adherirse a la Fuerza del Origen.
Busca la claridad para permanecer en el Origen
y no atraigas tu desgracia buscándote a ti mismo.
Esto es sumergirse en el Río de la eternidad.
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