ESPÍRITU


	Un instante se materializa en un orden. Si dos instantes comparten exactamente el mismo orden, entonces son el mismo instante. Y no podemos decir que sean dos órdenes idénticos en instantes distintos, ya que entonces estaríamos presuponiendo que existe un orden superior que los abarca y, por lo tanto, los diferencia: dos instantes con idéntico orden son ontológicamente el mismo. Por eso, cuando un ente se busca a sí mismo en el pasado, busca ese orden idéntico que dejó atrás. Pero nunca lo consigue porque ese pasado alcanzado, al no ser idéntico, se torna en futuro y viceversa. Si en este ciclo de búsqueda de identidad, el ente resolviera su anacronía en su entorno inmediato, sin abarcar la totalidad del cosmos, entonces llegaría a la estaticidad: ¡ya no podía huir del caos! y sería absorbido por él. Si el “ser” es absoluto y excluye al “no ser”, entonces se convierte en “no ser” absoluto.