KYRIE ELEISON

     

ESPÍRITU

   

 

      E

libro 2 - capítulo 26


anterior - índice - siguiente

             
  Gran parte de lo escrito en el capítulo anterior no ha sido expresión espontánea del momento. Todo nació en mi interior, luego pasó a la razón, posteriormente lo escribí. No obedecía al impulso de comunicar la Verdad que se abre a mis ojos y me impregna en ese momento, sino a la observación consciente y posterior de esta impregnación una vez que su presencia se había disipado.
Hablo del Amor desde la observación, y por eso soy injusto defendiendo la justicia. Pero el Espíritu no me ha pedido que suprima ese capítulo, sino que lo sitúe. Quizá, para que mirándome en lo ineficaz de mí mismo, consolide la eficacia de lo que escriba en el futuro.
Y lo ineficaz no es necesariamente falso. Así, ese ministro de la Iglesia que ineficazmente habla de la ley, puede estar en la verdad, pero sus palabras no representan el impulso hacia la Verdad. Por eso decimos que el “ser” no viene definido por el estado, sino por el impulso.

Salgo a la calle y todo lo que rodea a mi casa despide luz, menos mi propia casa. Porque está entre la luz, está iluminada, pero mejor le sería estar rodeada de oscuridad e iluminada por su propia luz.
La razón es la luz que nos ilumina desde fuera, y la fe la que nos ilumina desde dentro. La fe que parte del Amor es pura, y nada verdaderamente puro cree en lo que no existe. La fe conforma la razón, pero la razón no consolida la fe, sino simplemente la expresa.

¿Qué es verdaderamente puro?