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Bienaventurados todos aquellos que poseen sin afán posesivo, que no están condicionados por las cosas materiales sino que las ponen al servicio de aquellos otros que puedan hacer buen uso de ellas, porque cuando la materia pierda todo su valor, ellos verán con inmensa alegría que tienen un tesoro en el Reino de los Cielos.
Bienaventurados todos aquellos que no permiten que la ira les ciegue, que no hacen juicio alguno sobre su prójimo, sino que dejan a Dios la Justicia, que perdonan las ofensas manteniendo siempre su libertad, porque todas las cosas se les someterán, todos sus enemigos se les rendirán y serán reyes en la tierra.
Bienaventurados todos aquellos que sufren y lloran sin maldecir la vida ni lo que les ha tocado vivir, porque es Justicia divina que todo hombre sea feliz, y al que le ha sido arrebatada su felicidad, le será devuelta multiplicada por cien.
Bienaventurados todos aquellos que viven oprimidos por los poderosos, que no reciben un salario conforme a sus trabajos y esfuerzos, porque el grito de la injusticia que padecen llega a oídos de Dios y Él les pagará todo lo que se les quitó, y aun más.
Bienaventurados todos aquellos que practican la misericordia, que se compadecen del necesitado, que no abandonan a quien está solo, que no pueden sentir agrado en comer cerca de aquellos otros que tienen hambre, bienaventurados ellos porque por la misma misericordia que practicaron, se les perdonarán todas sus injusticias.
Bienaventurados todos aquellos que han limpiado su corazón, y de su espontaneidad sólo brota lo bueno, que han sido capaces de ser severos con ellos mismos antes que con los demás, porque Dios, que está en todas las cosas, permitirá que sus ojos se abran y puedan ver lo que está oculto al resto de los humanos.
Bienaventurados todos aquellos que denuncian la injusticia en busca de la paz, que no son capaces de descansar en su acomodo mientras otros hombres estén sufriendo la opresión de los esclavos del dinero, bienaventurados éstos porque han hecho suya la voluntad de Dios, y por eso se han convertido en hijos suyos.
Bienaventurados todos aquellos que viven acosados por la justicia humana que sólo mira la letra y no los corazones, que son despreciados y excluidos por los integrados en el sistema, porque el que ha sido expulsado del mundo a causa de la letra de la ley será integrado en el Reino a causa del Amor.
Bienaventurados todos aquellos a los que el mundo ridiculiza por su fe en Jesucristo, que son calumniados y señalados como “locos” por su observancia del Amor como única fuente de verdadera Vida, que se alegren y se regocijen porque han puesto su confianza en lo único que es fiel hasta el final de los tiempos, y por esta fidelidad recibirán cien veces más de lo que dieron y sufrieron.
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