|
Dios no se esconde entre los justos para murmurar con ellos en contra del descarriado. Ese Dios no existe.
Noventa y nueva justos están recogidos en asamblea, ¿dónde está Dios? Dios se ha ido en busca de ese otro hombre que ha perdido su rumbo.
Mientras estaba perdido disfruté de la compañía de Dios en todo momento. Cuando Él me rescató, hubo una gran alegría en el Cielo.
Ahora quiero mantenerme junto a Él. No voy a introducirme en lo tenebroso de mí mismo para buscar a la fuerza más pecados, no sea que al final pierda mi sencillez, el acusador se apodere de mí, y me sienta culpable de respirar.
Para mantenerme junto a Él sólo puedo hacer una cosa: Ir con Él a buscar al hermano perdido. No para sermonearle, sino para amarle; no para adoctrinarle, sino para darle un testimonio verdadero con mi propia vida.
Encerrado en la asamblea de los justos sólo me queda una cosa: Cometer una injusticia. Porque a lo que ya no puede avanzar más, ya sólo le resta retroceder.
|
|