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PALABRA

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04/12/2005

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allanad los caminos del Señor

025

Dios donde está donde hay justicia, sino donde se lucha por la justicia. Dios no está donde hay pureza, sino donde se anhela la purificación. No está donde se imponen las tradiciones como si éstas tuvieran valor por sí mismas, sino donde se busca la continua renovación. Porque las tradiciones impuestas conducen al anquilosamiento, y el anquilosamiento conduce a la instauración del poder humano, y el poder humano es amigo del abuso y de la tiranía. En la tiranía, los montes cada vez son más altos y los llanos cada vez más bajos.
Los poderes se instauran para garantizar el orden, pero no existe orden divino en aquello que se ha paralizado. El fundamento de la hipocresía es la justicia alcanzada, la pureza lograda, la tradición petrificada.

Dios no está donde hay paz, sino donde se lucha por la paz a través de la justicia. Porque donde hay paz, se acerca la corrupción, pero donde hay corrupción y se lucha contra ella, allí está Dios. Los poderosos necesitan conservar sus privilegios, y se esfuerzan por mantener la paz aplicando remiendos, pero en realidad están alimentando la semilla de la corrupción.
La verdadera Paz no es un estado de equilibrio estático, donde nada se sale del lugar que supuestamente le corresponde. Ésa es una paz ficticia. La verdadera Paz es la continua búsqueda de un nuevo lugar para cada cosa, siempre en la dirección del Amor.
Sin Amor, no puede haber justicia, ni pureza, ni renovación ni paz.
Dios no se manifiesta en un estado de cosas, se manifiesta en una acción positiva. La escalera que conduce al Cielo es infinita por ambos extremos. No está más cerca del Cielo el que está más arriba, sino el que más esfuerzo pone en subir por ella. Se encuentre a la altura que se encuentre.

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