|
Los intermediarios pueden ser un puente de unión entre el Rey y su pueblo, y también pueden ser un muro de contención donde fermentan oscuros intereses.
Nuestro Reino no es un reino de clases sociales, sino de hermanos. Nuestro hermano mayor, el Rey, recibe en audiencia a cada uno de los hombres y mujeres de su pueblo, y con todos establece una relación de intimidad, tan cercana, que llega a hacerse Uno en cada hermano, y así se forma el Pueblo de la perfecta cohesión en el Amor.
Muchos han sido llamados para ir a buscar a todos los hermanos que aun no saben del Reino de la Libertad y que viven oprimidos en tierra extranjera. Entre estos intermediarios hay hombres que aprovechan su situación para darse importancia:
“Somos los delegados del Rey de la Libertad, y si no acatas nuestras órdenes, no llegarás nunca a pertenecer a nuestro Reino.”
Pero para pertenecer al Reino no es necesario acatar órdenes de ningún intermediario. La misión de ellos es solamente conducirles hasta el Rey, el hermano mayor; nadie les ha permitido establecer diferencias de clases entre los hombres.
Algunos hombres y mujeres que han oído hablar del Reino de la Libertad quieren conocer al Rey, pero no quieren someterse a ningún proceso burocrático. Entonces bordean los puestos de los intermediarios y llegan hasta el Rey. Y el Rey los acoge con infinita alegría. Pero los intermediarios les desprecian, y dicen entre ellos “no son nuestros hermanos, pues no es lícito llegar hasta el Rey si no es a través de nosotros.” ¿Quién ha implantado esa ley?
Los intermediarios levantan muros de contención, y el río de Agua viva no llega ni a mojar las gargantas secas de nuestros hermanos. Entonces ellos se retiran y van a beber del agua en los ríos del mundo. ¿Quién les ha arrastrado a ello? Los intermediarios no quieren que nadie, ni un solo hombre, pueda saborear el Agua de la Vida si no es a través de ellos, pues de ahí obtienen su poder.
Pero ahora el río del Reino se ha desbordado, y el Agua no puede ser contenida por mucho más tiempo.
|
|
