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Jesús de Nazaret no demostró tener demasiada imaginación. En la mayoría de sus parábolas utiliza imágenes que ya habían sido utilizadas por los grandes profetas de la antigüedad. Su lenguaje es muy sencillo, comparado con la inspiración literaria de Isaías, por ejemplo, Jesús quedó muy por debajo en categoría artística.
Su doctrina tampoco es demasiado diferente a la de muchas corrientes espirituales. El Amor a Dios y al prójimo, esto lo predican los maestros espirituales de todos los tiempos. Incluso, comparándolas con otros maestros, las palabras de Jesús fueron bastante más simples.
Sin embargo Jesús de Nazaret ha sido el hombre que más ha influido en la historia de la humanidad. ¿Cómo lo ha conseguido?
Jesús de Nazaret hizo Verdad plena en su propio ser las palabras que predicó.
Maestros que predican doctrinas muy profundas y verdaderas, de ésos hay muchos. Y nadie puede negarles su mérito ni la acción positiva que han llevado o siguen llevando a cabo. Ellos dan testimonio de lo que predican dentro de su limitación. Pero maestros que hayan hecho culminar en su propio ser su predicación, ¿dónde están?
El mundo nuevo que se abre con Jesús es la sublimación de la verdad lógica en la Verdad ontológica. Las ideas morales y religiosas que fueron elaboradas durante siglos, llega un hombre y las hace Verdad en su ser. Ésta es la gran novedad, la que cambió el mundo y lo seguirá cambiando hasta el final de los tiempos.
Mucho se esmeran los hombres en ser novedosos, pero buscan la sorpresa y no se detienen en la realidad: Antes de haber hecho verdad un compromiso, lo rompen y cierran otro distinto.
No hace falta tener mucha imaginación, ni ser demasiado creativo para levantar un mundo nuevo. Todo lo necesario ya está a nuestra disposición, sobran más inventos. Lo único
que hace falta es hacer Verdad en el propio ser aquello lo que sólo son ideas positivas en la mente.
El que quiera hacer Verdad en su ser lo mismo que predica no puede obviar ni el más pequeño de los detalles en su comportamiento. Ni un solo pensamiento es insignificante, sino que toda semilla que hoy cae en tierra mañana será un árbol.
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