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15/03/2006

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creer en Dios

063

Yo tampoco creo en ese dios que muchas iglesias promulgan.
No creo en un dios cuyas palabras sólo estén en la Biblia, y además sean toda la Biblia.
No creo en un dios que instituye una iglesia, establece jerarquías entre los seres humanos, y castiga con el fuego eterno a todo aquél que no quiera formar parte de esa institución.
No creo en un dios que sólo exista fuera del ser humano, y que necesite de intermediarios para poder comunicarse con el hombre.
No creo en un dios que dé más importancia a los ritos y a la moral personal que a la misericordia y a la solidaridad.
No creo en ningún dios que tenga nombre y atributos. No creo en un dios al que sólo puedan conocer los estudiosos, ni creo en un dios que tenga más cerca de sí a los eruditos que a los analfabetos.

Hombres sin conciencia de la divinidad han traído bendiciones al mundo entero. Otros, fervientes creyentes de un dios poderoso, sólo han sembrado destrucción.
Las iglesias se quejan de la falta de fe, como si la fe fuese la aceptación de una idea.
¿Qué diferencia existe entre un hombre que dice creer en dios y otro que dice no creer en él? El que dice creer en dios es traído al círculo de los ortodoxos, aunque practique la injusticia. El que dice no creer, es excluido del grupo de los ortodoxos, aunque practique la justicia y luche por ella. ¿Se fundamenta pues la ortodoxia divina en las ideas que un hombre acepte en su mente?
En lugares de honor se sientan los ricos en el templo, aunque estén destruyendo la vida y los derechos de sus subalternos; y todos les sonríen y les lisonjean. Con látigos morales son encaminados los esclavos de los ricos en el templo.
Cuando hombres con verdadero sentido de la coherencia y la justicia dicen como yo: “Yo no creo en ese dios que muchas iglesias promulgan”, entonces los magistrados eclesiales se escandalizan y exclaman: “¡Ateos! Son un rebaño perdido camino del matadero.”

Defender unos principios sagrados de solidaridad entre todos los seres humanos sin excepción, eso es creer en Dios.
Defender la dignidad personal y social del ser humano, sin absolutamente ninguna distinción, eso es creer en Dios.
Deshacerse de toda ostentación material, de títulos y honores, de suntuosos edificios repletos de obras de arte, y abrir ese vacío donde el Espíritu de la Verdad pueda hacer morada, eso es creer en Dios.
Morir por Amor en la firme convicción de que existen Vida y Justicia, por encima de toda materia, eso definitivamente es creer en Dios.
Muchos monseñores que ocupan puestos de importancia en las jerarquías eclesiales no consideran una provocación la ostentación del Vaticano frente al hambre en el tercer mundo. Muchos hombres que luchan por la Justicia son contrarios a la religiosidad. ¿Quiénes son los que en verdad creen en Dios, y quiénes no?

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15/03/2006

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