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PALABRA

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10/05/2006

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parábola

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Lo espiritual no compite contra lo material, ni tampoco acepta librar ninguna batalla por la fuerza. Lo eterno no necesita demostrar nada.
No hay que buscar una voz tan fuerte que pueda sonar por encima del bullicio del mundo, más bien hay que buscar un oído tan sutil que sea capaz de escuchar un susurro en medio de ese bullicio. Cuando hay ternura, el susurro es el grito más fuerte que pueda escucharse. Cuando no hay ternura, las palabras pueden golpear el corazón con fuerza, pero nunca conseguirán entrar en él.

Una parábola encierra un secreto, y una paradoja una pregunta. Si no existe secreto ni existe pregunta, las palabras entran en la mente, y cuando llegan otras nuevas, son reemplazadas. La sabiduría está encerrada en las preguntas, no en las respuestas. Una pregunta abre el corazón y muestra un hueco que anhela ser llenado, y esto es Amor, y no existe sabiduría más sublime que el Amor. Pero una respuesta llena ese hueco y cierra nuevamente el corazón. Cuando el corazón está cerrado, no importa lo que exista dentro, sea lo que fuere se terminará corrompiendo.

Jesús habla en parábolas y cambia diametralmente los valores sociales. Su predicación sugiere secretos y formula preguntas, abre el corazón y hace hueco al Amor.
Las doctrinas y las leyes son la oscuridad que realza el brillo de la Luz, son la muerte que sirve de combustible al Fuego de la Vida.
A golpes de leyes eternas el hombre aleja a Dios, a golpes de doctrinas infalibles el pueblo pierde la fe. Quieren gritar con voz más fuerte que el mundo. Golpean los corazones pero no pueden entrar.

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10/05/2006

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