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En el mundo se construye apilando ladrillo sobre ladrillo. En el Reino se construye deshaciendo ideas apiladas. La única idea que puede crear una imagen verdadera de Dios es aquella idea que no existe. ¿Cuánta información hay que recopilar y cuántos libros es necesario llegar a leer para poder ser como un niño? El que no mire el Reino como lo mira un niño, no podrá entrar en él. Y esto no se puede relativizar.
Hablamos para romper estructuras mentales, no para levantar otras estructuras paralelas.
Jesucristo no escribió nada, y hablaba con símbolos y parábolas, para que nada pudiera ser encajado en la razón a modo de sistema de ideas. Sin embargo los hombres consiguieron construir toda una ideología partiendo de aquello que en su forma pretendía justo lo contrario: Contradecir el hecho mismo de la ideología.
Las ideologías nos obligan a observar las cosas filtrándolas por esquemas prefabricados, poniéndoles nombres y asignándoles valores. A esto llaman tener la mente bien amueblada. Pues bien, nadie que haya amueblado su mente en relación con la realidad espiritual del Reino podrá entrar en él. Cuando la muerte llegue y todos los muebles desaparezcan, ¿qué es realidad y qué es ficción?
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