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Tanto más cerca de Dios estén las palabras que un hombre pronuncie, tanto más inexpresivas resultarán para el hombre del mundo, creyente o no creyente. El mundo, narcotizado por la preocupación por sí mismo, necesita del impacto y de la novedad. Para el mundo, la Luz de la Verdad pasa desapercibida, el mundo necesita focos potentes que giren, que cieguen y que despidan cientos de colores.
Los grupos religiosos sectarios viven preocupados por sí mismos y difícilmente son capaces de comprender el valor de la pura realidad del ser humano; necesitan de grandes aspavientos: Tirar a la basura objetos valiosos, auto flagelarse física y espiritualmente, mutilar sentimientos y expresiones naturales del ser, para convertirse en seres anormales: focos
que giran, que ciegan y despiden cientos de colores.
El mundo del espíritu, al ser asumido por la sociedad acomodada, acaba por confundirse con el mundo del arte. En el arte se valora más el impacto que la sinceridad, la originalidad agresiva que la autenticidad mansa. Por eso los charlatanes progresan, lo mismo los charlatanes que hacen arte que los predicadores de supuestas verdades eternas. Porque lo importante no es despertar el espíritu a la Luz, sino agitarlo.
Si el hombre lleno del Espíritu habla del Amor, unos se embelesan y otros se duermen. Para ellos, o es poesía, o son sentimientos infantiles. Si el hombre lleno del Espíritu denuncia con rigor, unos se escandalizan y otros se divierten. Para ellos, la realidad es como es, sólida, pesada, dura. Porque ellos no generan con su espíritu ninguna realidad nueva, sino que viven tumbados sobre una herencia impuesta.
Ni que se les adule ni que se les riña, mientras los hombres del mundo, tanto los religiosos como los materialistas, no toquen fondo, seguirán preocupados por ellos mismos, por hacer prosperar su empresa o el grupo religioso al que pertenecen, y por alcanzar ese falso reposo interior que se obtiene separándose de la realidad objetiva y refugiándose en su propio mundo, sea material, sea espiritual: A la postre es lo mismo.
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