inicio

temas Palabra salmos de oriente ecumenismo advertencias

PALABRA

anterior

19/01/2007

siguiente

persecución

157

Si una comunidad, que no tenga poder político ni económico alguno y que observe las leyes sociales, resultara ser perseguida a causa de sus ideas de solidaridad y de Paz, ahí se podría hablar de odio a la Verdad. Pero si una comunidad que ostenta poder, que mueve masas, que impone doctrinas y que puede influir en el orden social es perseguida, eso es simplemente una lucha de ideologías, sin trascendencia espiritual.

Los partidos políticos luchan entre sí, y cada uno intenta desacreditar al oponente para conseguir un mayor número de votantes: Esta persecución nada tiene que ver con el espíritu. Las potencias internacionales compiten para echar abajo todas las demás y alcanzar la hegemonía: La persecución que sufre cada potencia no le purifica espiritualmente, simplemente es un obstáculo en sus objetivos de poder.

Cristo no es perseguido en las iglesias poderosas, las mismas iglesias poderosas son lícitamente perseguidas cuando intentan expandir su influencia predicando un mensaje que a su vez implica el sometimiento a una jefatura espiritual formada por hombres. Por valioso que sea el mensaje, siempre será tenido como una carnada para pescar adeptos a un núcleo de poder espiritual, que es el más eficaz a la hora de mover masas.

Aquellos hombres y mujeres honestos que han dado su vida por defender unos principios espirituales y que han sido perseguidos a causa de su filiación religiosa, ésos son dignos del máximo respeto, y por su testimonio de fidelidad serán semilla de nuevos brotes de fe. Y sin embargo, la persecución de la que Cristo habla no es ésa, sino aquella otra suscitada exclusivamente por causa de un testimonio limpio y libre de la Verdad.

En una sociedad abierta, donde las diferentes iniciativas espirituales conviven, difícilmente va a suscitarse una persecución por parte del mundo contra comunidades espirituales sólo por el hecho de que éstas defiendan unos principios morales y doctrinales. Las persecuciones más sangrientas son siempre dentro del seno de las propias iglesias, por parte del poder y en contra de la verdadera espiritualidad.

El simple menosprecio de la cúpula romana para con las iglesias latinoamericanas que sostienen una lucha social por levantar al oprimido y denunciar al opresor, es una persecución encubierta. Tal es el caso del menosprecio hacia la figura de monseñor Romero, que dio su vida por Amor a su pueblo, frente al inmediato agasajo para con algunos otros líderes que abrieron vías de poder a los mandatarios religiosos.

Si una institución religiosa fuese perseguida por envidia, eso sería injustificable. Pero hay que diferenciar lo que es sufrir la persecución por la causa de Cristo, de lo que es sufrir la persecución a causa una filiación religiosa. Si por sostener principios de Amor, de Justicia, de Solidaridad y de Paz, y dar testimonio de ellos, una comunidad fuese perseguida, sólo ahí y en verdad se podría hablar de persecución por causa de Cristo.

anterior

19/01/2007

siguiente