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Los que no conocen el vacío de la Nada no son capaces de renunciar a la presencia exterior, porque sólo conciben el ‘ser’ en la medida en la que es manifiesto. Por eso se protegen con gruesos escudos e intentan eliminar todo lo que se les opone, para no perder la presencia y así no dejar de existir. Cuando las contrariedades se acumulan ellos resultan definitivamente derrotados pues no han sido capaces de construir en la realidad del ‘ser’, y se han parapetado en su manifestación hacia el exterior. El que conoce el vacío de la Nada y ha sido capaz de traspasarlo, ése ve a través de las cosas: Detrás de lo aparente se esconde la realidad que nunca deja de ser aunque no se exhiba.
Los grandes dinosaurios estaban muy bien protegidos, por eso se extinguieron. Eran grandes y fuertes, y cuando se acumularon las contrariedades resultaron ser más débiles que los más débiles. Por querer perpetuar su presencia hacia el exterior la perdieron. Pero los que fácilmente podrían ser eliminados por un pisotón de un gran dinosaurio, ésos sin embargo sobrevivieron. El que desplaza a los demás para poder existir, ése pierde su existencia, pero el que se desplaza a sí mismo para que los demás sean, ése existe en la realidad
del ‘ser’ y no en la presencia. A través de su debilidad se proyecta la Fuerza profunda de la propia naturaleza y de sus restos siempre vuelve a renacer.
Desde antiguo los hombres se convertían a unas creencias u otras. Desde antiguo los reyes exigían a sus súbditos que adoraran a sus dioses, y los imponían. En la actualidad hay dirigentes que imponen ideologías en su nación, y vigilan que el pueblo nunca se resista al orden ideológico establecido. No hay ninguna novedad en el hecho de los hombres abandonen una religión o una ideología y se abracen a otra. No hay ninguna diferencia entre lo que se hacían antiguamente y lo que se hace ahora. Pero el mensaje de Cristo es realmente nuevo: Convertirse al Cristo es mucho más que aceptar unas creencias: Es haber sido capaz de traspasar el vacío de la Nada para renacer en el “Ser”.
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