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11/03/2007

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hegemonía

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La acción de las religiones es la lucha por la hegemonía. La acción del Cristo es la de la recapitulación. Por la hegemonía luchan aquellos que creen haber alcanzado y poseído la Verdad. Por la recapitulación actúa todo aquél que reconoce que la Verdad es más grande que él, y que no existe nada en este mundo que no contenga su semilla.

Para el hombre sabio es más importante saber reconocer la verdad que existe en su oponente que conseguir imponerle la verdad propia. Porque el que consigue convencer se crece en sus propios criterios y su camino se tuerce, pero el que resulta ser convencido, ése se vacía de sí mismo y el Camino se abre a un posible nuevo hallazgo.

Las verdades del mundo se fundamentan en la razón: Ésta es la hegemonía del César. La Verdad del Cielo se fundamenta en el Amor: Éste es el principio de la recapitulación de todas las cosas en el Cristo. Cuando ambas cosas se confunden, el César se convierte en un dios y Dios se convierte en el César. Entonces ya no hay ni horizonte ni Camino.

Cuando dos hombres miran hacia el mismo horizonte, caminan juntos; aunque escojan senderos paralelos, aunque no se reconozcan ni se hablen. Antes o después se encontrarán y se reconocerán. Pero cuando dos hombres no buscan el horizonte de la Verdad sino que se detienen a mirarse el uno al otro, entonces se enfrentan y discuten.

En la casa del Padre hay muchas moradas, y muchas ovejas de Jesucristo no son del redil de las iglesias cristianas. Las iglesias no tienen que intentar descubrir cuáles son esas otras moradas ni quiénes son esas otras ovejas. Lo único que las iglesias tienen que hacer es renunciar a la ambición de la hegemonía y caminar sólo de frente a la Verdad.

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11/03/2007

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