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16/03/2007

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pasión

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Una pasión es un impulso del espíritu contenido por la razón. Por eso, cuando los muros racionales no soportan la carga, llega a desbordarse. Y también por eso, por negarle al ser humano su derecho a expresarse, la pasión le quita su libertad. La razón planifica y premedita, traza caminos artificiosos y se equivoca, porque va a buscar a la cima de la montaña nevada la flor que sólo crece en el valle, y que está y siempre ha estado al alcance de la mano. El amor tiene su propia sabiduría, mucho más profunda, mucho más certera, pero la razón, que se caracteriza por su afán de dominar, eclipsa la sabiduría profunda del amor en la que reside la entrega y la renuncia a los escudos de protección.

Cuando un sentimiento noble y desinteresado es expresado, ésa es la espada más afilada que el ser humano pueda concebir. Una espada capaz de atravesar los muros más consistentes, porque ni la razón, ni los prejuicios sociales, ni siquiera la materia misma, pueden arrebatarle su poder al Principio y Origen de todo el universo: El Amor, que es la fuerza más grande que el ser humano posee, y también es punto más vulnerable de su ser: Cuando el Amor deja de ser un impulso limpio y genuino y se deja atrapar por las redes de la razón, que siembra la desconfianza poniendo la duda donde está la certeza del corazón, entonces la vida del ser humano se apaga entre sombras de nubes grises.

El hombre, la mujer, teme que el impulso del amor caiga en el vacío, en un agujero negro que le quite la vida, y por eso desconfía, pero se equivoca: La vida no es del que es amado, sino del que ama. El tesoro de la Luz no es de aquél que recibe y acumula, sino del que todo lo entrega por amor. Cuando el verdadero amor cae en el vacío no muere, sino que se eleva hasta lo más alto. Cuando un agujero negro atrapa la Luz, ésta no se consume, sino que vuelve a resurgir con un resplandor cada vez mayor. Lo único que puede impedir este milagro es la muralla que la razón edifica por la obstinación de querer poseer antes de entregarse: El que más haya entregado, ése será el dueño.

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