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PALABRA

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06/05/2007

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serenidad

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Yo he sembrado el campo de mi ser con mi propio amor, y lo he regado con mi propia lealtad, por eso soy un hombre libre. No he encontrado el amor en el aislamiento de los demás, sino en la entrega, y, por esta renuncia, he podido reconocer dentro de mí la presencia del Espíritu que me ha hecho tomar conciencia de que ninguno de mis anhelos puede llegar a culminar si primeramente yo no soy capaz de renunciar a ellos, y que nada alcanza su plenitud sin pasar previamente por el vacío de la Nada. El amor con el que he sembrado el campo de mi ser no me lo ha dado ningún ser humano, sino el Espíritu. Éste es el mayor obsequio que he recibido en mi vida: La Paz de la Libertad.

En el mundo no hay libertad porque la paz que da el mundo es engañosa. No es la cálida serenidad del que se siente interiormente pleno, y cuya única alegría es entregar y compartir el amor que le inunda. La paz que da el mundo es la frialdad postiza, llena de alevosía, que hace cálculos desde una situación de quietud forzada a la espera de ver cómo los demás caen derrumbados por la impaciencia. Buscan el poder porque se sienten débiles, necesitan ser llenados del interés de los demás porque están vacíos. Cuando sus maniobras se desgastan, andan como pordioseros mendigando interés y protagonismo, y alardeando de victorias pasadas que ya nunca volverán a repetirse.

Las religiones tal vez puedan ser un consuelo para los que viven encerrados en monasterios, o agrupados celebrando ritos dentro de un templo. Pero las religiones nunca serán una promesa para los que vivimos inmersos en la expresión más elemental y genuina de la vida, que es el lodazal de las pasiones. Sólo dentro de este lodazal, donde el gozo y la frustración se suceden sin control racional alguno, es posible conocer al verdadero Espíritu. Es aquí donde el Amor, la Dignidad y la Lealtad pueden alcanzar la expresión más sublime; donde una promesa de fe, experimentada en el dolor de la frustración y en el gozo de la culminación, puede arraigar en lo profundo del corazón.

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