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16/11/2007

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El mundo vive sumergido en la anécdota. Para poder creer en una providencia superior los seres humanos necesitan ver cumplidos sus pequeños proyectos y, tanto tiempo gastan y tanta atención ponen en ello, que quedan rezagados del gran Proyecto. El mundo vive sumergido en la anécdota del capricho: Sólo valora aquello que no posee.
Para el peregrino, un albergue nunca será su hogar. Porque un albergue es una anécdota en el camino, mientras que el hogar representa el descanso del ser cuando ha alcanzado lo que más anhelaba. Las frustraciones en lo material son la gran alegría del peregrino, porque le abren los ojos y le muestran cuál es el albergue, y cuál es el verdadero hogar.

La meta de la vida de un hombre es la elección del lugar donde ha de morir. Porque la vida espiritual sólo dura mientras el ser humano busca y lucha por un ideal grande, un ideal que le impulse como a una piedra sobre el agua, que se desliza y no se hunde. Una vez logrado el objetivo ya no hay vida espiritual, sólo involución, corrupción y muerte.
El que señala la meta de su camino en lugares alcanzables, ése ha elegido morir en este mundo y atenerse a un destino que escapa a su voluntad. El que pone su ideal en el supremo Amor y en la Verdad inalcanzables, a ése la tierra no le puede retener aunque su cuerpo muera, no pierde la Vida porque está sumergido en el río del gran Proyecto.

Jesucristo vio frustrado su anhelo de mostrarle al pueblo judío el Reino del Amor. Y se lamentaba por ello. Vio frustrado su deseo de hacerse escuchar en su propia región donde le conocían desde niño. Observó con lástima cómo su madre y sus hermanos venían a buscarlo porque pensaban que había perdido la razón. Sublimes frustraciones.
Los adivinos presagian la anécdota, pero los profetas hablan del gran Proyecto. Lo anecdótico puede culminar o frustrarse, pero el gran Proyecto nunca se desvía. Lo que se cumple en lo material, en la tierra se queda y se consume, pero lo que se frustra en lo material guarda toda su fuerza para culminar en metas cada vez más y más sublimes.

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